Durante décadas, el suministro de gas de Europa ha dependido en gran medida de una nación: Rusia. Casi el 40% del gas natural de la Unión Europea proviene de Rusia, pero un nuevo gasoducto podría cambiar eso.
El gasoducto Trans Anatolian Natural Gas Pipeline (TANAP) es la pieza central del Corredor de gas del sur, una serie de gasoductos que, una vez finalizados este año, suministrarán gas natural desde la región del mar Caspio de Azerbaiyán al sur de Europa. La parte de TANAP de 1.835 kilómetros (1.140 millas) se extiende a lo ancho de Turquía, desde su frontera con Georgia hasta Grecia. El megaproyecto fue financiado por inversores de toda Europa, incluida la Comisión Europea.
LÍNEA DE TIEMPO
Los interesados establecieron un plazo firme para el proyecto. La primera fase, la entrega de gas a Turquía, debía terminarse a mediados de 2018. La segunda fase, la construcción del conducto hacia la frontera griega, debía entregarse a mediados de 2019. Con el acuerdo del proyecto firmado a finales de 2013 y la ceremonia de inauguración oficial celebrada en marzo de 2015, el equipo no tenía tiempo que perder.
FOTOGRAFÍA DEL EQUIPO DE BRADLEY SECKER
“El mayor desafío fue el cronograma del proyecto”, relata Mustafa Ayan, anterior CTO del proyecto y actual COO de TANAP Natural Gas Transmission Co.
En estrecha colaboración con los cuatro accionistas del proyecto —tres empresas estatales (dos de Azerbaiyán, una de Turquía) y una compañía petrolera mundial (BP)— el equipo de TANAP fue proactivo a la hora de obtener las autorizaciones gubernamentales para poder comenzar con el trabajo. Eso incluyó el consentimiento para adquirir terrenos y levantar campamentos para los equipos de construcción.
El alcance era extraordinario y la complejidad era alta. El equipo también debía entregar informes detallados de salud, seguridad y medio ambiente de cada sitio para las 20 provincias turcas y 600 aldeas por las que pasaría el gasoducto. El primer tercio de la línea, de unos 600 kilómetros (373 millas), también cruzaba una región montañosa con una altitud de hasta 2.760 metros (1,7 millas), donde el clima solo permitía avanzar en la construcción 110 días al año.
Incluso con una fase de planificación compleja, el equipo no podía esperar hasta tener el diseño de ingeniería final para licitar los contratos de adquisición y construcción. El diseño de ingeniería estaba solo a medio terminar cuando comenzaron a incorporar a los contratistas principales en 2014. Por eso fue necesario que los contratistas actualizaran sus ofertas al recibir el diseño final.
Con solo tres temporadas de construcción para entregar la primera fase, los miembros del equipo sabían que un solo contratista no sería capaz de terminar toda la línea a tiempo. Por ello, dividieron la línea en cuatro secciones que adjudicaron a cuatro contratistas diferentes, todos los cuales trabajarían de forma simultánea.
Eso ayudó a enfrentar el desafío de la programación, pero también introdujo un enorme riesgo en materia de gestión. “Ahora debíamos lidiar con cuatro grandes contratistas trabajando en la construcción del gasoducto”, señala Polad Rustamov, Director de Proyecto y actual CTO de TANAP Natural Gas Transmission Co.
Para dirigir a los contratistas, el equipo de TANAP reunió a un equipo en 2014 que ofrecería servicios especiales como ingeniería, adquisiciones, construcción y gestión. Pero el equipo de TANAP pronto se dio cuenta de que el nuevo arreglo amenazaba con entorpecer el curso del proyecto. El equipo de servicios especiales estaba tardando hasta una semana en discutir los problemas y obtener la autorización de TANAP antes de poder dar instrucciones a cualquier otro contratista.
Desde la izquierda, Mustafa Ayan, H. Saltuk Düzyol y Polad Rustamov
El gasoducto en su punto más alto. Arriba a la derecha, segmentos de tubería en el puerto. Derecha, instalación de tuberías.
Con la corriente
Diciembre de 2013: Los accionistas lanzan el gasoducto Trans Anatolian Natural Gas Pipeline (TANAP).
Mayo de 2014: El equipo de TANAP contrata a un proveedor externo para dirigir a los contratistas.
Marzo de 2015: TANAP inicia las obras.
2017: Finaliza la primera fase de construcción.
Junio de 2018: TANAP entrega el primer suministro de gas a Turquía.
Junio de 2019: Finaliza la segunda fase, y Europa recibirá el gas cuando esté terminado un gasoducto de conexión que va desde Grecia hasta Italia.
“El equipo de servicios especiales estaba perdiendo tiempo al consultarnos y solicitar nuestra aprobación antes de pasar al contratista”, relata Rustamov.
Para acelerar el proceso de autorización, el equipo de TANAP incorporó al contratista del equipo de servicios especiales a su ámbito de competencia, creando un solo equipo integrado de dirección de proyectos. Así lograron disminuir las reuniones y aumentar la eficiencia en la toma de decisiones. “Ahora todos teníamos el objetivo de terminar el proyecto a tiempo”, señala Rustamov.
Tras la consolidación, TANAP y los miembros del equipo de servicios especiales compartían la misma oficina. Además, miembros del equipo de TANAP participaban en reuniones mensuales realizadas en varios sitios de construcción para ayudar con los informes de la obra.
“Cuando está en el sitio, puede ver lo que necesita el equipo”, afirma Rustamov. Por ejemplo, cuando el equipo de TANAP vio de primera mano que el cruce de un río podría provocar un retraso, habló directamente con el contratista pertinente sobre la idea de obtener recursos de un sitio que no los necesitaba en ese momento. “El factor más importante para el éxito de este proyecto fue el cambio de una estructura de gestión de adquisiciones y construcción de ingeniería-cliente a un equipo de dirección de proyectos integrado”, explica. “En lugar de dos estructuras organizacionales, teníamos una”.
PALOS Y ZANAHORIAS
Al terminar, el costo final del proyecto TANAP de USD 6.500 millones fue de unos impresionantes USD 5.200 millones por debajo del presupuesto. Una parte de esos ahorros de costos se debió a ofertas de contratistas inferiores a las esperadas, pero otra parte provino de medidas de ahorro de costos cuidadosamente planificadas.
Por ejemplo, los contratos de TANAP incluían una sanción financiera para los contratistas que no cumplieran los hitos del proyecto. Aun así, los miembros del equipo entendían que las sanciones por sí solas no eran suficientes para motivar plenamente a los contratistas. “Durante el proyecto, dijimos: ‘Bien, tenemos una sanción para los contratistas si no cumplen con los hitos objetivo, pero ¿cómo los incentivamos para que terminen las actividades antes de las fechas previstas?’”, relata Rustamov.
La solución fue una estructura de bonificación. Cada contratista tuvo tres hitos principales: construcción, pruebas y finalización mecánica. Si cumplía con éxito los tres hitos, el contratista recibiría una bonificación de 3%.
“El palo eran las sanciones, pero la zanahoria era la recompensa para los contratistas que cumplieran los hitos a tiempo”, señala Rustamov.
El equipo de TANAP también mantuvo a los contratistas al día con otra medida: reducir el alcance. Por ejemplo, en 2016, un contratista no pudo comenzar a colocar tuberías a tiempo por falta de recursos. Como respuesta, el equipo de TANAP alivió la carga de trabajo al adjudicar 79 kilómetros (49 millas) de esa línea a otro contratista. Dividir la tarea redujo el riesgo de tener que detener el trabajo por completo o de llevar al contratista a los tribunales, sostiene Rustamov.
FOTOGRAFÍAS CORTESÍA DE TANAP NATURAL GAS TRANSMISSION CO.
“Ideamos una solución que benefició a todos, sin perjudicar a nadie”, concluye.
Todos entendían que un tramo de línea sin terminar pondría en peligro la iniciativa completa. “Si no es posible terminar aunque sea solo 20 kilómetros (12 millas) de la tubería, no se puede terminar el proyecto”, señala Ayan.
TRAYECTO CRÍTICO
Por ser uno de los gasoductos más largos que se ha construido, el proyecto requirió más de 160.000 piezas de tubería. Pero más allá de su enorme magnitud, la línea también atravesó un área de gran diversidad cultural, de riqueza arqueológica y de una geografía compleja.
Al planificar el recorrido de la ruta, el equipo identificó más de 100 sitios nuevos de valor arqueológico. Durante la construcción, detectó casi 50 más y descubrió hallazgos arqueológicos que abarcaban desde tumbas hasta artículos de cocina. Cuando fue posible, el equipo modificó el recorrido de la línea para evitar estos lugares. Pero cuando no fue posible, acudió a un contratista arqueológico y colaboró con especialistas de museos para excavar y preservar los hallazgos. Ahora, muchos de estos artefactos se exhiben en museos turcos.
Una excavación reveló que un pueblo que se creía que tenía unos 2.000 años en realidad estaba más cerca de tener 3.000 años. “Los hallazgos que descubrimos en ese sitio fueron invaluables”, afirma Rustamov.
Aunque el equipo enfrentó posibles retrasos derivados de preocupaciones culturales o ambientales, como la migración de especies de aves a través de los sitios de la línea, el trabajo no se detuvo. En lugar de eso, el equipo avanzaba a otro sitio y volvía a trabajar en el sitio anterior cuando las condiciones lo permitían.
Su objetivo iba más allá de no causar daño. También querían mejorar vidas. Con eso en mente, adjudicaron USD 84 millones para más de 1.000 proyectos locales, desde reparaciones en escuelas hasta mejoras en el agua para las comunidades afectadas por la ruta.
“No tuvimos ninguna resistencia de parte de las comunidades porque fuimos a ellas y hablamos sobre el proyecto, y realmente cumplimos lo que prometimos”, sostiene Rustamov. “Tal vez no parezca un aspecto tan importante de la dirección de proyectos, pero en realidad tiene un impacto considerable en la entrega oportuna de un proyecto”.
Al final, el equipo entregó el gasoducto a tiempo y por debajo del presupuesto. Todo el trabajo contó con el apoyo del público y cumplió con altos estándares ambientales, sociales, de seguridad y de calidad. “Eso no es algo muy común en los megaproyectos”, afirma H. Saltuk Düzyol, CEO de TANAP Natural Gas Transmission Co., en Ankara, Turquía.
“El éxito del proyecto significa mucho para Turquía”, agrega. Específicamente, el proyecto TANAP ha ayudado a Turquía a convertirse en un centro regional de gas, ha disminuido los precios del gas al introducir competencia en el mercado y ha reforzado su seguridad energética al diversificar la procedencia y el recorrido de su gas.
Con el término del Gasoducto Trans Adriático este año, que se conecta con TANAP y recorre desde Grecia hasta Italia, esos beneficios se extenderán hasta Europa, señala Ayan.
“A medida que aumenten las inversiones y la demanda energética de Turquía y Europa, esta fuente de energía adicional y diversificada se hará necesaria”, sostiene. PM
Fuente: TANAP, Reuters