
FOTOS CORTESÍA DE SAUDI ARAMCO
Desde la izquierda, Ahmed Al-Aredhi, PMP; Hélder Martins, PMP; Fahad A. Al-Ammari; y Nezar Al-Khalifah, PMP
Arabia Saudita cuenta con algunos de los campos petrolíferos más remotos del mundo y la reserva Shaybah de Saudi Aramco no es la excepción. Ubicada en las profundidades del desierto de Rub al-Jali, el campo se encuentra a más de 800 kilómetros (500 millas) de la sede de la empresa de petróleo y gas natural en Dhahran. Es por eso que Saudi Aramco construyó su propia pista de aterrizaje en 1997, el Aeropuerto de Shaybah, para transportar empleados, contratistas y funcionarios de gobierno al lugar.
Pero después de casi 20 años, la pista había comenzado a deteriorarse. Construida sobre salares y rodeada de dunas de arena, la pista recibió más de 1.500 vuelos al año y afrontó duras condiciones meteorológicas, como vientos de hasta 80 kilómetros por hora (50 mph) y altísimas temperaturas de hasta 55°C (131°F). Para restaurar un enlace de transporte fundamental, la organización inició un proyecto de renovación de USD 34 millones en mayo de 2016.
“Primero, el pavimento de concreto estaba llegando al fin de su vida útil. Necesitaba un mantenimiento más frecuente para garantizar que la superficie pavimentada se mantuviera intacta y no se rompiera durante los despegues o aterrizajes”, señala Nezar Al-Khalifah, PMP, Director Senior de Proyecto de Saudi Aramco. “Segundo, se construyó bajo una norma antigua y era necesario actualizarla a la nueva norma de aviación internacional”.
PREPARÁNDOSE PARA EL DESPEGUE
El plan inicial, elaborado por el departamento de planificación de instalaciones, requería una restauración de cuatro fases, que reducía la pista de 3.048 metros (10.000 pies) a 2.134 metros (7.000 pies) para permitir que las operaciones continuaran durante la reconstrucción. Sin embargo, las evaluaciones de riesgos, que incluyeron pruebas de vuelos reales y simulados, concluyeron que la pista reducida no cumpliría con las normas de seguridad.
El equipo del proyecto recurrió a un enfoque alternativo llamado rublización, que consiste en pulverizar el concreto existente en partes más pequeñas que forman la base para verter asfalto caliente. La técnica permitiría acelerar la construcción y cerrar el aeropuerto solo durante siete meses.
Pero los equipos de Saudi Aramco nunca habían trabajado con la rublización. Para adquirir conocimientos y disminuir los riesgos, el equipo investigó la técnica en detalle. Fue así como Saudi Aramco viajó al King Abdulaziz International Airport en Jeddah, donde un equipo había llevado a cabo un proyecto de rublización. El equipo también incorporó al especialista en rublización Antigo International Inc. para que trabajara en el proyecto.
“Realizamos la investigación inicial del sitio y las pruebas de evaluación de rublización dos años antes de comenzar la construcción para asegurarnos de que la rublización fuera factible”, señala Hélder Martins, PMP, Líder e Ingeniero de Proyecto de Saudi Aramco. “Obviamente, comenzar la construcción sin estas pruebas y encontrarnos con que la rublización no era factible habría sido un desastre”.

—Hélder Martins, PMP, Saudi Aramco

REDUCIR LA TURBULENCIA
El entorno desolado y hostil del lugar era complejo por donde se viera. Verter asfalto caliente con las abrasadoras temperaturas de Shaybah habría sido insoportable para los trabajadores. Y utilizar pistas de aterrizaje alternativas en condiciones de calor intenso habría generado riesgos de seguridad. De modo que los líderes del proyecto y el patrocinador acordaron programar la mayor parte del trabajo y el cierre del Aeropuerto Shaybah entre octubre y abril, relata Al-Khalifah.
“Incluso con ese clima podía haber una estación lluviosa, lo cual suponía una complicación, especialmente con respecto al pavimento, pero al menos había formas de solucionarlo y lograr una alta productividad”, señala.
Conseguir los materiales a tiempo fue otro riesgo. Con el aeropuerto comercial de Arabia Saudita más cercano a 600 kilómetros (373 millas) de distancia, reemplazar cualquier pieza rota podría implicar retrasos. Para obtener incluso herramientas o dispositivos pequeños, sería necesario enviar un avión o un bus. Antes de la fase de construcción, Saudi Aramco convirtió y recertificó plantas de concreto y asfalto inactivas para satisfacer las necesidades.
“En las primeras etapas identificamos que era imprescindible contar con plantas de concreto y asfalto en Shaybah, ya que no era práctico trasladarlas desde ningún otro lugar”, comenta Martins.
El transporte de los trabajadores a la obra suponía otro posible obstáculo. Los empleados y contratistas eran trasladados en bus de ida y vuelta de Shaybah en unos 20 viajes por día, hacia y desde el aeródromo del gobierno por el mismo camino estrecho que usaban los proveedores de materiales. Para manejar la congestión, Saudi Aramco contrató a un controlador de tráfico externo que programara los viajes. En total, se realizaron 300 vuelos hacia el aeródromo del gobierno y 2.000 viajes en bus hacia y desde Shaybah, trasladando a unas 40.000 personas.
“Intentamos alternar los buses de pasajeros de modo que no estuvieran en la ruta al mismo tiempo que los camiones de asfalto”, afirma Ahmed Al-Aredhi, PMP, Director de Proyecto y Gerente de Departamento de Saudi Aramco.
ATERRIZAJE PERFECTO
La gestión logística no fue la única forma de mitigar los retrasos. Los líderes del proyecto también crearon incentivos para el contratista principal, la empresa de construcción china Sinohydro Corp., para que terminara el trabajo antes de lo programado, además de multas si causaba retrasos. En un esfuerzo por evitar retrasos, el contrato incluía controles de calidad y seguridad para garantizar que no se omitiera ningún procedimiento, señala Al-Khalifah.
El contrato con incentivos, el primero para Saudi Aramco, dio excelentes resultados y Sinohydro Corp. terminó la construcción cuatro meses antes de lo previsto, relata Al-Aredhi.
“Uno pensaría que podrían haberse relajado porque iban a cumplir la meta de todos modos, pero la colaboración realmente contribuyó a terminar el proyecto antes de lo programado”.
Este adelanto permitió a Saudi Aramco volver a abrir el aeropuerto más pronto y dentro del presupuesto. El equipo también acumuló una gran riqueza en lecciones aprendidas para mejorar la planificación y la colaboración en proyectos futuros, afirma Martins.
“En mis 20 años de experiencia en proyectos, esta es la primera vez que veo uno donde todos los interesados están completamente alineados y avanzando en la misma dirección para terminar antes”.
En Saudi Aramco, la entrega en 77 días recibió más reconocimiento de parte de toda la empresa, incluso de la dirección senior, que muchos otros proyectos más grandes que han tardado hasta tres años en terminarse, comenta Al-Khalifah.
“Las medidas e ideas que implementamos desde la fase inicial del proyecto hasta su término son un modelo a seguir en la ejecución de proyectos”. PM


