Incluso antes de que los multimillonarios Richard Branson y Jeff Bezos salieran en sus estrafalarias naves espaciales privadas en julio, la siguiente dimensión del turismo espacial ya estaba en marcha: un hotel de alta gama para viajes de más de un día. Una vez terminada, Voyager Station sería la primera estación espacial comercial que opera con gravedad artificial y la mayor estructura construida por el hombre en el espacio.
Orbital Assembly Corp. dio un pequeño paso por el turismo espacial al develar sus planes en febrero para construir un sistema de ensamblaje más pequeño en la Tierra. Pero el verdadero proyecto —una estación de tres anillos— se construirá utilizando la automatización y la telerobótica.
“Estamos aprendiendo y aprovechando toda la tecnología e investigación realizada por la NASA y sus socios internacionales”, afirmó Tim Alatorre, cofundador y COO de Orbital Assembly.
La estación tendrá 11.600 metros cuadrados (125.000 pies cuadrados) de espacio habitable, suficiente para acomodar hasta 440 pasajeros en 24 módulos presurizados. Debido a la tecnología de vanguardia del proyecto, la estación estará equipada con 44 vehículos de retorno de emergencia con controles de vuelo automatizados. El equipo detrás del proyecto —veteranos de la NASA, pilotos, ingenieros y arquitectos— busca atraer viajeros espaciales informales con lujosas comodidades (y un precio anunciado de USD 5 millones por un viaje de tres días), promoviendo además asociaciones con empresas, fabricantes y agencias espaciales nacionales que realizan investigaciones sobre bajos niveles de gravedad.
La línea de tiempo es ambiciosa. En junio, Orbital reveló el fabricante de robótica que ayudará al equipo a construir en el espacio. En 2023, una misión buscará enviar un robot al espacio para construir la estructura de los anillos y esperan iniciar la construcción del hotel en 2025. Aunque la empresa espera recibir turistas tan pronto como a principios de 2027, el proyecto podría marcar un punto de inflexión en la economía espacial, que Bank of America sitúa en torno a los USD 1,4 billones para 2030.